Blog del Profesorado de Religión Católica: Premio Nobel-Medicina 2012

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martes, 6 de noviembre de 2012

Premio Nobel-Medicina 2012

Queridas/os: el señor obispo nos envía esta documentación muy interesante para nuestro conocimiento y difusión. Espero que os sirva como formación propia y también para divulgarla. Besos mil

Málaga, 4 noviembre 2012
Carmen:
Envía estos documentos a los profesores. Se trata de dos textos de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que, en el año 2002 y en el año 2003, se pronunció contra la manipulación de las “células madre embrionarias”, porque eran seres humanos.
Cuando se publicaron estos textos de la CEE, hubo grandes ataques a los Obispos, de parte de mucha gente interesada (políticos, laboratorios).
Ahora la ciencia, dándole el Premio Nobel de Medicina 2012 a Yamanaka, le ha dado la razón a la Conferencia Episcopal.
El otro texto es un Dossier de Prensa sobre el Premio Nobel y sobre estos temas.
La verdad os hará libres.
+ Jesús Catalá

Documentos:

CÉLULAS MADRE NO-EMBRIONARIAS PARA LA INVESTIGACIÓN

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SHINIYA YAMANAKA

NOBEL DE MEDICINA DE 2012


Dr. Justo Aznar
Miembro de la Real Academia de Medicina de la Comunidad Valenciana,
Director del Instituto de Ciencias de la Vida de la Universidad Católica de Valencia.
Miembro de CíViCa.

(Periódico “Las Provincias”. Valencia, 11 de octubre de 2012)

El 17 de junio de 2008 leía yo, en el paraninfo del viejo edificio universitario de la calle de la Nave, mi discurso de ingreso en la Real Academia de Medicina de la Comunidad Valenciana, que titulé “De las células madre a las células iPS. Un recorrido científico y ético apasionante”. En él me refería a las experiencias científicas que llevaron a Yamanaka en 2006 a poner a punto la reprogramación de células somáticas adultas y a la generación de células iPS.
            No es frecuente que el Nobel de Medicina se conceda a los seis años de haber sido publicadas las investigaciones motivo del premio, lo que sin duda avala la importancia del trabajo del investigador japonés.
¿Pero que es la reprogramación celular? Tras la fecundación del ovocito por el espermatozoide se constituye una célula, el cigoto, el embrión de una sola célula. Después éste se va desarrollando hasta llegar a la fase de blastocisto, embrión de 60 a 200 células, todas ellas pluripotentes, es decir, células a partir de la cuales se pueden generar células de todos los tipos de tejidos existentes en el organismo. A medida que el desarrollo embrionario y fetal avanza, esta pluripotencialidad celular se va perdiendo, por lo que las células de ese ser humano en desarrollo se van volviendo cada vez más específicas, hasta que se convierten en la células madre propias  de un tejido determinado, en cuyo caso dichas células madre solamente pueden generar células adultas del tejido en cuestión. Es decir, cuando por ejemplo las células-madre embrionarias y fetales llegan a convertirse en  células precursoras de piel, solamente pueden formar células adultas de piel. En ese momento las células en cuestión se han convertido en células somáticas adultas.
Pues bien, el trabajo de Yamanaka, consistió fundamentalmente en hacer recorrer a células somáticas adultas, en un medio de laboratorio, el camino inverso que en la naturaleza recorren. En este sentido, Yamanaka y colaboradores lo que hicieron fue tomar células somáticas adultas y desdiferenciarlas, es decir, revertirlas,  en un medio de laboratorio, hasta un estadio similar al embrionario.
¿Y es esto tan importante como para que dicho trabajo haya merecido el Nobel de Medicina?
A mi juicio, es la experiencia con más perspectivas científicas y médicas útiles de entre las realizadas en los últimos años. Y ello ¿por qué? Primero, porque a partir de las células iPS obtenidas de un individuo concreto se pueden derivar células de la mayoría de los tejidos de ese individuo. Es decir, por ejemplo, se pueden obtener células cardiacas, neuronales, musculares, etc, lo que abre la puerta a que cuando exista un órgano lesionado, como puede ser el corazón, tras un infarto de miocardio, se puedan producir células cardiacas de ese mismo paciente,  que puedan ser utilizadas para regenerar su corazón enfermo, con la particularidad médica fundamental de que por ser células del propio paciente, al transplantarlas, no ocasionan rechazo inmunológico alguno. Es decir, el uso de células iPS, las descubiertas por Yamanaka, puede ser una pieza importante dentro de la medicina regenerativa y reparadora, a mi juicio la más prometedora opción terapéutica en este siglo XXI en el que nos encontramos.
            La segunda razón es porque a partir de células iPS obtenidas de pacientes concretos con graves patologías, como pueden ser Parkinson, Alzheimer u otras, ya se ha experimentado con más de una veintena de ellas, se pueden obtener células específicas de esas enfermedades, que pueden ser extremadamente útiles para profundizar en el conocimiento de las mismas. Además utilizando dichas células se pueden evaluar nuevos fármacos para intentar tratarlas
No es posible extendernos más aquí sobre las bondades médicas de las células iPS, pero creo que las dos comentadas son suficientes para justificar la concesión del Nobel al principal promotor de dichos experiencias, Shiniya Yamanaka.
Seguramente la pregunta que inmediatamente pueden hacerse muchos de los pacientes con enfermedades susceptibles de ser tratadas con células derivadas de las iPS, es ¿pero podemos nosotros beneficiarnos ya del uso de estas células? En el momento actual existe un número importante de ensayos clínicos en los que se están utilizando células iPS, para evaluar su capacidad terapéutica en distintas patologías. Sin embargo, la gran mayoría de ellos son ensayos en fase 1, que únicamente tienen por objeto evaluar los posibles efectos secundarios negativos, que pudieran derivarse de la terapia con las iPS, pero, la investigación en este campo avanza rápidamente, por lo que es muy razonable pensar que en un futuro próximo, yo diría que entre cinco y diez años, esta terapia pudiera ser utilizada en la clínica médica, lo que sin duda abre una gran puerta de esperanza para muchos pacientes afectados de graves enfermedades, para las que hoy en día no se dispone de una terapia eficaz; esperanza que todavía es mayor si se piensa que también están en marcha un gran número de ensayos clínicos, hoy superan  los 3000, con células madre adultas, otra gran arma terapéutica con la que incluso ya se han conseguido algunos resultados clínicos.
Pero no quiero terminar este artículo sin comentar algo que considero de gran interés: el que la puesta a punto de las células iPS va a permitir utilizarlas en muchos casos en lugar de las células madre embrionarias, cuyo uso como se sabe, tiene grandes limitaciones éticas, pues para conseguirlas hay ineludiblemente que destruir embriones humanos, algo éticamente inaceptable. Pero además de ello, la propia investigación de Yamanaka nació sobre un interrogante ético.
En efecto, como él mismo comentaba en una entrevista que concedió al New York Time (Fackler, 2007), en cierta ocasión, un colega le invitó a observar un embrión humano al microscopio. “Cuando vi el embrión, refiere Yamanaka, me di cuenta de que no había diferencia entre él y mis hijas, por lo que pensé que no podemos permitirnos destruir embriones para nuestras investigaciones. Tiene que haber otro camino”. Así es como Yamanaka inició la búsqueda de una vía experimental para obtener células similares a las embrionarias sin tener que destruir embriones humanos. Así es como comenzó su larga andadura hacia las células iPS, andadura que duró ocho largos años, durante los cuales hubo momentos de gratas alegrías científicas, pero también de desánimos que estuvieron, en ocasiones, a punto de hacerle desistir de su empeño. Pero su ilusión científica y ética le hizo encontrar fuerzas, para llevar a sus investigaciones a buen puerto, al puerto científico de las células iPS, algo que le ha permitido, junto a John B Gurdon, ser merecedor del Nobel de Medicina 2012.
Creo que este puede ser para muchos de los que nos movemos en el campo de la investigación científica un ejemplo a seguir. Perseguir un objetivo experimental por una motivación científica y ética  y perseverar hasta conseguirlo. Es decir, tratar de realizar nuestras investigaciones dentro del marco ético que cualquier acción humana requiere.

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EUROPA: OBISPOS PROPONEN NO FINANCIAR MÁS LA INVESTIGACIÓN
CON CÉLULAS ESTAMINALES EMBRIONARIAS
Nieves San Martín
(Fuente: ZENIT.org)
Bruselas, 9 octubre 2012
El premio Nobel a una investigación que usa células adultas tiene resultados muy prometedores
El anuncio de la concesión ayer del premio nobel de Medicina compartido a dos científicos del mismo campo de investigación sobre células madre, o estaminales, pero con métodos diferentes, desde el punto de vista ético, ha suscitado alegría en la Iglesia católica.
Concretamente, la Comisión de las Conferencias Episcopales de Europa (COMECE) ha hecho público un comunicado en el considera que la concesión “es un importante hito en el reconocimiento del papel clave que las células madre no embrionarias desempeñan en el desarrollo de nuevas terapias médicas, como alternativa a las células embrionarias estaminales (hESC)”.
“En el ámbito del nuevo Programa de Investigación Horizon 2020, la financiación debe ser redirigida desde la éticamente problemática y científica y económicamente menos prometedora investigación hESC hacia la investigación con células estaminales no embrionarias”, añade el comunicado de los obispos europeos.
Los prelados aseguran que desde el punto de vista científico, la hESC muchas veces no ha podido cumplir sus promesas por lo que un importante grupo, GeronCorp., la mayor empresa del mundo en liderar la investigación con embriones anunció que estaba cerrando el programa de investigación con células estaminales embrionarias.
En cambio, la citada empresa ha continuado apoyando avances científicos en campos de investigación alternativos que implican el uso de células adultas, derivadas del cordón umbilical o pluripotentes inducidas, que presentan mejores perspectivas de aplicaciones clínicas; o incluso ya han demostrado resultado clínicos y no suscitan ningún especial problema ético.
El premio nobel de hoy, afirma el comunicado, reconoce “los esfuerzos para el descubrimiento de alternativas a la hESC en células maduras especializadas que, una vez reprogramadas, son capaces de desarrollarse en cualquier tejido del cuerpo”.
Además, informa el comunicado, la investigación sobre hESC no podrá ser ya patentada, debido a la reciente norma de la Corte Europea de Justicia en el caso de Greenpeace v. Brüstle. La Corte claramente define al embrión humano como un ovum humano, en cuanto es fertilizado, o es producto de clonación, y confirma que las invenciones biotecnológicas que usan hESC no pueden ser patentadas en el continente europeo.
A pesar de todos estos nuevos avances científicos y decisiones legales, la Comisión Europea, afirman los obispos, “decidió dejar abierta la posibilidad de financiar la investigación con hESC dentro del Programa de Investigación Horizon 2020, que está actualmente bajo discusión en el Consejo de la Unión Europea y en el Europarlamento”.
La COMECE pide a las instituciones europeas que adopten una norma que establezca “que cualquier investigación que suponga la destrucción de embriones humanos o que use células estaminales embrionarias no será financiada por Horizon 2020”.

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NOBEL PARA LA INVESTIGACIÓN ÉTICA CON CÉLULAS MADRE
J. V. Echagüe
Copenhague, 8 octubre 2012.
(La Razón, 10.10.2010)

La Academia sueca premia a John Gurdon y  Shinya Yamanaka, padres de la reprogramación celular
Madrid- Hablar de investigación en células madre va asociado a un encendido debate sobre los límites éticos de la investigación. Sin embargo, las indagaciones llevadas a cabo por el británico John B. Gurdon y el japonés Shinya Yamanaka, galardonados ayer con el Premio Nobel de Medicina, han llevado en las últimas décadas a replantearse los términos. Y es que el Instituto Karolinska ha distinguido a los padres de la reprogramación celular, cuyos hallazgos han permitido la obtención de células de idéntico comportamiento que las embrionarias, pero sin tener que pasar por la destrucción de embriones humanos. La academia sueca manifestó que tanto Gurdon como Yamanaka «han revolucionado nuestros conocimientos sobre cómo se desarrollan  las células y los organismos»,  lo que ha permitido desarrollar nuevos «métodos de diagnóstico y terapia».

A partir de una rana
John Bertrand Gurdon (Dippenhall, 1933), actualmente profesor de Zoología en la Universidad de Cambridge, abrió la veda en la investigación celular en 1962, cuando demostró que era posible clonar a una rana a partir de células intestinales de renacuajos totalmente diferenciados.  Ya en los albores del siglo XXI, y también a través de la experimentación animal, logró extraer células madre de embriones anómalos, destinados a la muerte de forma inevitable. El biólogo afirmó ayer sentirse «inmensamente honrado» por una distinción «espectacular».

Ya en 2006 tomó el relevo Shinya Yamanaka (Osaka, 1962), logrando uno de los grandes hitos científicos en lo que va de siglo: la obtención de las llamadas iPS, las células madre pluripotentes inducidas, con las mismas propiedades que las embrionarias, y capaces de convertirse en cualquier tipo de célula del organismo. Una técnica esperanzadora, pero que el propio Yamanaka nunca ha dejado de matizar, al reconocer que está en sus pasos iniciales. Hay que recordar que el año pasado, durante una visita  a Madrid para recoger el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, confesó que fue el nacimiento de sus hijas lo que le inspiró en su investigación.

«Seguiré investigando para poder contribuir realmente a la sociedad y la medicina. Es un deber», afirmó ayer Yamanaka durante una rueda de prensa interrumpida por la llamada telefónica del primer ministro japonés, Yoshihiko Noda.

Con todo, el galardón no le va a distraer de sus obligaciones durante mucho tiempo: a partir de la semana que viene se concentrará en sus investigaciones y en supervisar las tesis universitarias de sus alumnos.

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EL NOBEL DE MEDICINA PREMIA A LOS «PADRES»
DE LA REPROGRAMACIÓN CELULAR
N. Ramírez de Castro
ABC, Madrid, 10.10.2012.

Los trabajos del británico John B. Gurdon y el japonés Shinya Yamanaka permitieron descubrir las células madre más éticas, aquellas que hacen innecesaria la destrucción de embriones.
El británico John B. Gurdon y el japonés Shinya Yamanaka se han alzado con el Premio Nobel de Medicina 2012. El prestigioso galardón reconoce a dos científicos que han revolucionado la medicina regenerativa y han acabado con dogmas científicos que parecían difíciles de derribar. Sus trabajos científicos han demostrado que se puede dar marcha atrás al reloj biológico y reprogramar células adultas y diferenciadas para devolverlas a su estado inicial. Yamanaka y Gurdon tenían todas las «papeletas» para alzarse con el Nobel de Medicina por sus investigaciones en este campo y la Academia sueca no ha hecho esperar el galardón.
«Reprogramando estas células humanas, los científicos han creado nuevas oportunidades para estudiar enfermedades y desarrollar métodos de diagnóstico y terapia», subraya la argumentación del premio.
En 2006 cuando media humanidad debatía sobre la conveniencia de legalizar la clonación y destruir embriones para utilizar sus células madre, Shinya Yamanaka demostró que bastaba con insertar cuatro genes para transformar una célula de la piel en una que se comportara como si fuera embrionaria. Ese nuevo tipo celular, que llamó iPS, era el punto de partida para generar en el laboratorio neuronas, células musculares, cardiacas... o cualquiera de los más de 220 tipos celulares de un organismo humano.
Fin de un debate ético
Fue un hito científico que abre la puerta a la creación de tejidos y órganos de recambio, listos para trasplante, sin rechazo inmunológico ni reparos éticos. Su trabajo zanjó un debate ético sobre el uso de embriones y la clonación terapéutica al demostrar que para intentar curar ya no era necesario ni crear ni destruir embriones humanos.
Ese fue el paso de gigante que dio Yamanaka, pero el genetista John B. Gurdon le enseñó el camino cuarenta años antes. El científico británico fue el primero en pensar en ese cambio de concepto al afirmar que la «especialización de las células es reversible». Formuló la hipótesis y también la comprobó. Lo hizo en ranas, al reemplazar el núcleo de un óvulo de rana con el núcleo de una célula intestinal madura del animal, pese a lo cual el óvulo modificado acabó eclosionandoun renacuajo normal. Ese descubrimiento le permitió llegar a la conclusión de que «el ADN de la célula madura aún tenía toda la información necesaria para desarrollar todas las células en la rana».
Los recortes llegan al premio
Los ganadores de este premio, dotado con ocho millones de coronas suecas (cerca de 930.000 euros), un 20% menos que el año pasado, siguen en la nómina del Nobel a los inmunólogos estadounidense Bruce A. Beutler, francés Jules A. Hoffmann y canadiense Ralph M. Steinman.

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NOBEL PARA LA MEDICINA REGENERATIVA
(La Vanguardia. Editorial, octubre 2012)
John Gurdon, británico, y Shinya Yamanaka, japonés, obtuvieron ayer el premio Nobel de Medicina, que distingue sus revolucionarias investigaciones en el campo de la clonación y las células madre; es decir, de la medicina regenerativa. Esta especialidad se basa actualmente en conseguir que células adultas se transformen en células madre pluripotentes que, a su vez, pueden convertirse en cualquier otro tipo de célula de nuestro cuerpo. El potencial de estos trabajos es grande y viene abriendo ya una nueva fase en la lucha contra la enfermedad. Desde que Gurdon inició su labor, hace medio siglo largo, hasta que Yamanaka publicó, hace seis años, sus conclusiones, la cadena de descubrimientos ha tenido varios eslabones. Entre ellos, la clonación de ranas -fruto del descubrimiento de Gurdon de que una sola célula contenía toda la información necesaria para clonar este animal-; Dolly, la primera oveja clonada, o la inversión del reloj evolutivo, que permitió a Yamanaka prescindir de células madre procedentes de embriones y trabajar con las obtenidas de organismos adultos.
La medicina regenerativa ha sufrido el rechazo en determinados ámbitos conservadores o religiosos, donde se opinaba que los embriones, aunque fueran fabricados en laboratorio, tenían un posible desarrollo humano, y era pues reprobable convertirlos en objeto de experimentación. Estas reservas se diluyeron cuando Yamanaka empezó a trabajar con células pluripotentes inducidas, obtenidas de organismos adultos.
La medicina regenerativa tiene ante sí un amplio abanico de posibles aplicaciones: desde regenerar los tejidos afectados, por ejemplo, tras un ataque cardiaco, hasta contribuir a revertir el proceso de enfermedades como el parkinson o el alzheimer. Por todo ello, el Nobel de Medicina destila este año varias enseñanzas. En primer lugar, el enorme futuro de esta especialidad, que -dicho sea a grandes rasgos- halla en el mismo cuerpo que padece la enfermedad un fenomenal aliado para combatirla. En segundo lugar, la necesidad de evitar que los factores ideológicos obstaculicen desarrollos científicos, siempre y cuando estos estén guiados por el afán de contribuir a vencer la enfermedad. (Quizás algunos procesos de Gurdon parecieran en su día censurables a ojos conservadores, pero su aportación fue de todo punto necesaria para que Yamanaka llegara después a su solución, ya comúnmente aceptada). Y, en tercer lugar, que los avances científicos requieren a veces decenios de trabajo, de manera que el apoyo constante de instituciones y particulares es fundamental si aspiramos a gozar algún día de sus frutos.

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A UN AÑO DE LA SENTENCIA EUROPEA
QUE PROHÍBE PATENTAR INVESTIGACIONES
CON CÉLULAS MADRE EMBRIONARIAS
Madrid, 18 octubre 2012
(Fuente: ZENIT.org)
España: Tres mil profesionales, a favor de adaptar la legislación sobre reproducción humana asistida
Hoy hace un año que el Tribunal de Justicia Europeo dictó una sentencia (en el caso Brüstle v. Greenpeace) para resolver una cuestión planteada por el Tribunal Supremo alemán sobre la posibilidad o no de patentabilidad de un procedimiento de células progenitoras neuronales obtenidas a partir de células troncales embrionarias.
La citada sentencia excluye, sin lugar a dudas, la posibilidad de registrar en toda Europa patente alguna que sea fruto de investigaciones que hayan implicado la manipulación y destrucción de embriones humanos, así como la utilización de éstos con fines comerciales e industriales. El alto tribunal se fundamenta en la legislación europea sobre patentes (que impiden patentar el cuerpo humano en cualquier etapa de su desarrollo) y en el respeto debido a la dignidad humana desde la fecundación.
La sentencia europea choca frontalmente con la legislación española sobre reproducción humana asistida e investigación biomédica, que permite la selección y destrucción de embriones así como su manipulación o incluso la clonación. "Resulta paradójico que en tiempos de recortes España siga financiando proyectos de investigación con células troncales embrionarias que incumplen la legislación europea, tienen un alto coste y después de 10 años no han dado ningún resultado terapéutico", indica Teresa García-Noblejas, secretaria general de Profesionales por la Ética.
Por ese motivo --informa ZENIT en una nota Profesionales por la Ética--, más de tres mil científicos, investigadores y profesores universitarios, y una veintena de asociaciones y entidades, como Profesionales por la Ética, CiViCa o la Asociación de Bioética de Madrid, han firmado un manifiesto que, basándose en la sentencia del Tribunal de la Unión Europea, solicitan al gobierno un cambio radical en la legislación española así como el fin de la destrucción de embriones humanos y la asignación de recursos a proyectos que los manipulen o destruyan.
"Por el contrario --explica García-Noblejas- piden que se dediquen los suficientes recursos económicos a proyectos que utilicen células troncales adultas y células IP’s, que están cosechando éxitos notables y numerosos. La concesión del Premio Nobel de Medicina al japonés Shinya Yamanaka, considerado padre de las células IP’s (células madre pluripotenciales obtenidas a partir de células adultas) ha respaldado esta línea de investigación". (Ver:http://www.zenit.org/article-43315?l=spanish).
Entre los más de tres mil firmantes del manifiesto se encuentran científicos como Nicolás Jouve de la Barreda, César Nombela, Mónica López Barahona, investigadores como Celia Sánchez Ramos, Mireya Santos, Gerardo Martínez Albillos, María Consuelo Soler y Josep M. Tomé Cubiró. Entre los médicos, José Antonio Usandizaga, José Jara, Adolfo Sequeiros o Antonio García García.
Junto a ellos, docentes universitarios de diferentes disciplinas como José Miguel Serrano Ruiz-Calderón, Ignacio Sánchez Cámara, Antonio Barcelona y Daniel Turbón.
El manifiesto y la lista de firmantes va a ser presentado en breve a la ministra de Sanidad Ana Mato, con el fin de solicitar que se adapte la legislación española y las líneas de investigación a la normativa europea.
Para saber más sobre esta iniciativa:www.profesionalesetica.org.

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PREMIO NÓBEL
CÉLULAS MADRE NO EMBRIONARIAS
Los descubrimientos científicos del japonés Shinya Yamanaka convulsionaron el mundo de la ciencia médica en el año 2008.
De «Seismic shift» calificó el editorialista de la revista Science la convulsión que, entre los investigadores, provocó la irrupción de la sencilla técnica de la reprogramación celular y sus expectativas. Yamanaka vino a decir de forma sencilla y casi en voz baja, que la inclusión de tres o cuatro genes específicos y mantenedores de las características del estado embrionario, en cualquier célula madura del organismo humano adulto, da lugar a su transformación en célula embrionaria o muy similar a la embrionaria natural. De esta forma, la célula adulta se retrotrae a los orígenes más indiferenciados de su estirpe.
Dicho de otro modo, los genes que mantienen en la célula embrionaria natural su «plasticidad» (esto es, la capacidad de transformarse en cualquier tipo de célula del organismo, del hígado, cerebro, piel, etc.) y su «inmortalidad» (o sea, una ininterrumpida capacidad de multiplicarse en el tiempo) son capaces –introducidos en una célula adulta– de retrotraerla o devolverla al estado embrionario. La célula adulta, introducidos los genes, cambia de forma, pierde la función que poseía como madura y experimenta, por así decir, un proceso de infantilización, de vuelta atrás, recuperando la «plasticidad» y el carácter de «inmortal» que poseen las embrionarias. Así lo consiguió Yamanaka a partir de células de piel de una mujer de 36 años y de tejido conjuntivo de un hombre de 69. Este descubrimiento fue una nueva revolución científica que no tuvo la repercusión que merecía.
La sencillez de la tecnología de la reprogramación, por otra parte, contrasta con las enormes dificultades que tenía la clonación «terapéutica » humana o las investigaciones con células madre embrionarias. El giro copernicano del padre de la clonación, el escocés Ian Wilmut, al decidir volcarse en la nueva técnica de la reprogramación y abandonar la transferencia nuclear en la que era uno de los mayores expertos, da idea del impacto producido.
La línea de investigación laboriosamente emprendida por Shinya Yamanaka, un modesto investigador de la Universidad de Kioto, que ha ejercido previamente como cirujano, vino a desestabilizar a la corriente cientificista dominante, al colectivo que entendía que las células embrionarias exclusivamente podían ser el futuro de las células madre.
Yamanaka en una conferencia que ofreció en el club de corresponsales extranjeros de Tokio, apuntó que su técnica estaba libre de problemas morales relacionados con la destrucción de embriones y que podría utilizarse, en el futuro, en el tratamiento de dolencias como el cáncer o la enfermedad de Parkinson, entre otros. Entrevistado por el New York Times (11-12-2007), Yamanaka no ocultó la relevancia ética de sus investigaciones: «Cuando vi al embrión [al microscopio], rápidamente me di cuenta que había poca diferencia entre él y mis hijas» y «entonces pensé que yo no podía permitirme destruir embriones para investigar. Tenía que haber otra posibilidad». Sin duda, la Academia Sueca premió a la ciencia con conciencia crítica. Yamanaka representa el éxito del científico humanista.
 

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