Blog del Profesorado de Religión Católica: ¿Cómo afecta el exceso de regalos y juguetes en Navidad?

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jueves, 28 de diciembre de 2017

¿Cómo afecta el exceso de regalos y juguetes en Navidad?

El síndrome del niño hiperregalado. ¿Cómo afecta el exceso de regalos y juguetes en Navidad?

Ya ha llegado la Navidad, la época de los regalos, donde los niños se convierten en protagonistas durante el día de Navidad o el de Reyes. Todos los pequeños reciben muchos juguetes de sus familias, abren una gran cantidad de nuevos muñecos y parece todo muy bonito. Pero recapitulemos un poco, quizá sea necesario recapacitar y pensar si durante todo el año no hemos parado de dar “premios” a nuestros hijos sin pensar nada en la consecuencias, solo en darles más y más juguetes, ya sea por capricho para solucionar algún problema puntual o por deseo.
Esta continua actitud de comprar y cumplir con todo lo que nuestros niños nos exigen ha provocado que en la comunidad psicóloga ya se hable de un término nuevo, el “síndrome del niño hiperregalado”. Nos referimos a la actitud de un chico o chica que no valora lo que recibe, sólo quiere abrir más y más y recibir todo lo que se le pasa por la cabeza.
Para conocer un poco más cómo puede afectar el exceso de regalos en Navidad y durante todo el año, hemos hablado con varias psicólogas que han intentado dilucidar las consecuencias de regalar tantos objetos materiales a nuestros hijos.

¿En qué consiste este síndrome del niño hiperregalado?

La palabra no deja lugar a duda y no es exactamente una enfermedad, para Úrsula Perona, psicóloga especializada en Psicología clínica infanto juvenil y colaboradora en Psicocode, el “síndrome del niño hiperregalado es una descripción de la realidad” debido a que considera que “hoy en día los niños tienen demasiado de todo y en Navidad se acentúa este hecho”. La Navidad no es sólo el ámbito donde podemos ver a niños caprichosos, como así considera Victoria Gómez Serés, vicepresidenta del Col·legi de Pedagogs de Catalunya, que ve necesario diferenciar “si la sobreestimulación de regalos se da durante el día a día del niño”.
No busquéis en ningún manual de diagnóstico, no encontraréis ningún síndrome o algo parecido bajo este nombre, en cambio si se pueden encontrar algunas características comunes en los niños que reciben una gran cantidad de regalos sin motivo o para suplir una carencia que no pueden aportarles los padres. Sara Tarrés, Psicóloga licenciada en la Universidad de Barcelona y conocida por su blog “Mamá Psicóloga Infantil”, ha identificado una serie de atributos que se pueden observar en “niños hiperregalados“:
  • Baja tolerancia a la frustración

  • Imaginación empobrecida

  • Caprichosos

  • Menosprecio a lo que tienen

  • Materialista y consumista

  • Egoísmo

¿Y cómo evitar esto? Pues la solución parece simple, pero lo importante es el esfuerzo de los padres. Las palabras de Tarrés os pueden enseñar un poco el camino: “La mejor forma de evitar que nuestros hijos acaben sufriendo este síndrome, tan típico de la sociedad consumista que estamos creando, es reduciendo el número de regalos que les hacemos durante todo el año pero sobre todo por Navidad”.

Unas consecuencias preocupantes para el futuro

Sabemos que nuestras acciones repercuten en el futuro y esta premisa coge más importancia si cabe con la educación de nuestros hijos. Con ellos tenemos que trabajar unos valores que quizá la actual sociedad no fomenta, una sobredosis de regalos como la que se experimenta en Navidad o durante toda su infancia provoca que no aprendan a valorar las cosas, además de algo más fundamental aún, saber y conocer cómo tolerar la frustración.
“En la vida adulta, nunca tenemos todo lo que queremos, pero si hemos aprendido desde pequeños a tolerar la frustración que esto nos provoca, podremos asumirlo” explica Úrsula Perona, que además añade que “si damos a los niños todo lo que quieren, no les enseñaremos a luchar por nada”.
Esos valores de los que hablábamos no tienen la importancia real que deberían, valores como la espera, la frustración o el esfuerzo. Tal como comenta Victoria Gómez, que también es directora de la revista online “Reflexión práctica“, los padres deberían enseñar “por qué las cosas no salen como uno quiere, ver si dependía de uno mismo o bien de circunstancias ajenas y que aprendan del error para evitar la frustración”.
“A la vista está que estamos ante una sociedad cada vez más superficial, menos comprometida y por lo tanto con menos resistencia a la frustración, y la frustración bien llevada y explicada no produce ningún trauma al contrario refuerza la personalidad.”
Sara Tarrés, blog “Mama Psicóloga”
Si antes decíamos que existen ciertos valores muy importantes que la sociedad no fomenta en la medida que debería, no nos podemos olvidar de uno que cada vez brilla más por su ausencia, valorar todo lo que nos rodea, pero con matices. Según la pedagoga Gómez Serés no debemos confundir esto con explicar el valor del dinero a niños pequeños, pero si ayudarles a que comprendan “lo afortunados que son y que otros niños como ellos no pueden disponer de lo mismo”, un pensamiento que se puede apoyar en acciones como donar los juguetes que ya no usan y que sepan compartir.
La falta de tolerancia a la frustración trae unos problemas de personalidad difíciles de controlar en edades más adultas, tener una alta sensibilidad hacia todo aquello que es desagradable, no tolerar contratiempos y ningún sentimiento o circunstancia desagradable.
Esto según Tarrés, autora del blog “Mama Psicóloga Infantil”, provoca que esas personas suelan “estar frecuentemente ansiosas, tristes, agitados o enfadadas“.
Ser madre y psicóloga permite a Sara Tarrés ver los dos lados de la moneda, una visión privilegiada que le ha hecho dar importancia a dedicar tiempo a sus hijos para cosas tan normales como hacer la carta a los Reyes Magos o Santa Claus, una actividad para fomentar su “capacidad autocrítica” valorando las ventajas e inconvenientes de cada regalo.

El límite de los 4 regalos

Desde hace unos años, educadores, psicólogos y padres han difundido la regla de los 4 regalos, una medida con la que poner un poco de cordura y no saturar a los niños con muchos regalos, además de evitar comprarles juguetes u otras cosas que no lleguen a usar nunca y se queden vagando por casa. Esta particular regla consiste en obsequiar a los niños en Navidad con:

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Fuente: Ertheo, Educations & Sports

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